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#Deportes

Riquelme, de la cancha al escritorio

Por Darío D'Amore

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Elecciones calientes en Boca

Ser el máximo ídolo de la historia de un club lleva años de construcción, minar ese fanatismo puede ocurrir en días.

El salto a la política de Juan Román Riquelme es, como mínimo, arriesgado. En la previa a su decisión, como en la cancha, siempre tuvo la pelota debajo de la suela. Amagó para un lado, giró para otro y finalmente decidió. El 8 de diciembre se sabrá si su pase fue preciso, como cuando jugaba, o si su disparo termina en la tribuna.

Más allá del resultado, hay cosas que hizo bien. Por ejemplo, no fue como candidato a presidente. ¿Por qué? “Porque tengo que aprender a ser dirigente”, dijo el ídolo.

Además, terminó uniéndose al hombre que apoyó su proyecto, su idea, su salario (Ameal) cuando Román jugaba y enfrentándose al hombre que boicoteó aquel vínculo y terminó renunciando (Angelici).

Los antecedentes de futbolistas convertidos en dirigentes tienen resultados disímiles. Van desde el fracaso estrepitoso de Daniel Passarella, en River y Carlos Babington, en Huracán, a casos más exitosos o, al menos, con final abierto, Juan Sebastián Verón, en Estudiantes y Javier Zanetti, en el poderoso Inter italiano.

La candidatura de Román se hace fuerte en el fracaso deportivo a nivel internacional de la gestión Angelici. Como contrapartida, el oficialismo puede enarbolar números institucionales ejemplares para el fútbol argentino.

El 8 de diciembre, los candidatos a presidente de Boca serán Christian Gribaudo, por el oficialismo, Jorge Ameal y José Beraldi, encabezando las listas de la oposición. Sin embargo, el hombre que más se juega es un tal Juan Román Riquelme.

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